Un error frecuente en los hogares es la creencia de que el jabón de platos es adecuado para lavar los alimentos frescos. Sin embargo, especialistas en seguridad alimentaria advierten que esta práctica, lejos de garantizar la inocuidad, representa un riesgo significativo para la salud de los consumidores debido a la composición química de estos productos de limpieza.
La ingeniera de alimentos Mariana Zapién ha detallado los peligros de este hábito mediante sus plataformas digitales. El problema principal radica en que las frutas y vegetales poseen superficies porosas y cáscaras irregulares que actúan como esponjas absorbentes. Al entrar en contacto con el jabón, estos alimentos retienen residuos químicos que resultan imposibles de eliminar completamente, incluso tras un enjuague exhaustivo con abundante agua.
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Riesgos de intoxicación y postura oficial
Los detergentes están formulados para limpiar cerámica, vidrio y metal, no para ser consumidos. Ingerir estos restos, que incluyen fragancias y colorantes artificiales, puede desencadenar problemas gastrointestinales, náuseas y diarrea. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos respalda esta advertencia, señalando de forma contundente que los lavaplatos no están diseñados ni aprobados para el consumo humano.
Además, la eficacia de utilizar químicos espumosos no es superior a métodos más simples. Los estudios demuestran que el uso de detergente no elimina más patógenos que el lavado correcto con agua. Por el contrario, introduce sustancias tóxicas al organismo sin ofrecer un beneficio real en la eliminación de bacterias.
La forma correcta de desinfectar
Para garantizar la seguridad al comer, se deben seguir protocolos que no comprometan el alimento. Para productos de cáscara firme o rugosa, lo ideal es utilizar únicamente agua potable corriente y aplicar fricción mecánica, ya sea frotando con las manos limpias o utilizando un cepillo de cerdas suaves. Esto remueve la suciedad y los microbios de manera efectiva.
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En el caso de vegetales de hoja verde, frutas delicadas o alimentos que se consumen crudos, el procedimiento cambia ligeramente. Se recomienda un lavado inicial con agua para quitar la tierra, seguido de una desinfección con productos aptos para alimentos. Entre las opciones seguras se encuentran el cloro en las dosis recomendadas, la plata coloidal o soluciones a base de semillas de cítricos. Finalmente, es crucial secar los alimentos con papel limpio para evitar la proliferación de humedad.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.


