Tirar de la cadena es un gesto tan común que rara vez se analiza el proceso dentro del inodoro. Sin embargo, estudios científicos recientes han utilizado cámaras láser y contadores de partículas para demostrar un fenómeno clave en la higiene del baño: una simple descarga genera una nube de gotas y aerosoles que se dispersa a gran velocidad.
Ante esta evidencia, la recomendación general de los expertos es clara y enfática: lo mejor es siempre bajar la tapa del inodoro antes de accionar el mecanismo, especialmente en espacios pequeños o cuando hay objetos personales cerca. La comprensión de este proceso es fundamental para mejorar los hábitos de higiene doméstica y pública.
Qué ocurre al tirar de la cadena
El torrente de agua que sale con fuerza dentro de la taza provoca un flujo turbulento que arrastra gotas microscópicas. Aunque este fenómeno es invisible a simple vista, la ciencia lo ha documentado con precisión.
Una investigación realizada por expertos de la Universidad de Colorado y publicada en Scientific Reports (Nature, 2022) demostró que un inodoro comercial sin tapa puede expulsar una pluma de aerosoles que asciende más de 1.3 metros en menos de ocho segundos. Durante los instantes iniciales, estas partículas alcanzan velocidades que superan los 1-2 metros por segundo. Esto significa que la nube tiene el potencial de alcanzar la altura de la cara de una persona que esté de pie al lado del inodoro.
Otro trabajo experimental, elaborado en colaboración con los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EE. UU., midió la cantidad de partículas generadas. Los resultados fueron contundentes: una sola descarga puede producir entre 8,000 y 145,000 gotas. La mayoría de estas son tan pequeñas (menos de 2 micras) que son lo suficientemente ligeras como para permanecer suspendidas en el aire del baño durante un buen periodo de tiempo.
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¿Sirve realmente cerrar la tapa?
Cerrar la tapa del inodoro antes de descargar no elimina totalmente el escape de aerosoles, pero sí actúa como una barrera física altamente efectiva que reduce de forma considerable la dispersión de las partículas hacia el exterior.
Esta práctica se vuelve crucial en varios escenarios: cuando los cepillos de dientes o toallas se encuentran cerca del inodoro, si el baño es pequeño y carece de buena ventilación, o cuando es utilizado por varias personas. Al bajar la tapa, la nube de partículas queda contenida, disminuyendo las posibilidades de que lleguen a las superficies expuestas.
Ventilación, limpieza y buenos hábitos: el complemento necesario
Aunque bajar la tapa del inodoro es un excelente inicio, las autoridades de salud pública recuerdan que la higiene completa del baño depende de un conjunto de medidas que deben reforzarse entre sí.
Una de las acciones más importantes es la ventilación. Abrir una ventana o activar el extractor inmediatamente después de usar el inodoro ayuda a renovar el aire, reducir la humedad y dispersar con mayor rapidez los aerosoles que hayan podido escapar de la tapa.
Adicionalmente, la limpieza regular del inodoro y las superficies adyacentes es esencial, ya que evita que estas zonas se conviertan en reservorios de microorganismos que podrían dispersarse en descargas posteriores. Por último, para minimizar la exposición, se recomienda guardar cepillos de dientes y objetos personales en un estuche cerrado o un armario.


