Muchos pensarían que en un aeropuerto solo se ven aviones, gente trabajando y personas entrando y saliendo del país, pero también aparecen muchos invitados inesperados que mantienen en actividad constante a los miembros del equipo de Control de Fauna del aeropuerto internacional Juan Santamaría.
Los miembros de este equipo deben permanecer muy atentos porque en cualquier momento aparece un perro o un ave en alguna pista de aterrizaje, que ponga en riesgo la salida o entrada de las aeronaves.
Control de Fauna bretea 24/7 y debe estar bien pellizcado con todo tipo de animales, porque cualquiera se convierte en un peligro, ya que en el Santamaría se capturan zorros, murciélagos, mapaches, zarigüeyas, perros, gatos, coyotes, garrobos, serpientes, iguanas, zorrillos, conejos, tortugas y todo tipo de aves, sobre todo zopilotes.
Según informó Aeris, la empresa encargada de administrar el Santamaría, el Programa de Control de Fauna está integrado por el biólogo Paulo Ramírez González y Marvin Sojo Brenes, ingeniero en Manejo Forestal y Vida Silvestre.
Peligro real
A ambos les toca fajarse duro cuando aparece algún animalito en algún área de la terminal y especialmente en las pistas.
Los momentos más peligrososes cuando un avión va a aterrizar o despegar, especialmente por las las aves, pero también con cualquier animal que esté en la pista, ya que puede afectar el contacto directo de la llanta con el asfalto. Además se dan problemas cuando las aeronaves están parqueadas ya que se pueden subir culebras o garrobos.
Entre el 2019 y 2020 hubo seis situaciones solo con zopilotes, los cuales pegaron contra aviones y afectaron las salidas de vuelos, ya que se suspende el viaje o se reprograma y los pasajeros salen rascando, pues al avión se le debe pegar una revisión completa.
En lo que va de este año, al menos hasta el 8 de junio, ya se han reportado nueve situaciones con animales, pero ninguna retrasó o suspendió un vuelo.
Control total
“Solo en el último año, los incidentes de animales con aeronaves en la terminal aérea disminuyeron en un 45% al comparar los períodos 2019-2020, gracias a la vigilancia”, explicó Aeris.
A pesar de que durante el 2020 el cierre de fronteras provocó una baja en la actividad de vuelos comerciales, se mantuvo la operación de aviones de carga, de vuelos domésticos, las operaciones de rescate y la actividad del Servicio de Vigilancia Aérea.
Con muchísimos menos vuelos al día, la pandemia impuso un tremendo reto, ya que muchos animales se volvieron confianzudos.
“Esa relativa calma planteaba el escenario ideal para el asentamiento de animales dentro o fuera del aeropuerto y, por tanto, un riesgo a las operaciones activas.
“Entre los esfuerzos que realizó Aeris se destacan 8.700 recorridos dentro y fuera de la terminal aérea durante el 2020, en contraparte a los más de 700 recorridos que se llevan en los primeros seis meses de este año.
“Gracias a las funciones y tareas de Control de Fauna logramos vigilar un total de 17.077 animales durante el 2020, de los cuales 62% corresponden a aves (zanates y zopilotes) e identificar 48 especies diferentes en el último año.
“Hemos notado que en lo que va del 2021 los avistamientos de aves han sido menores debido al regreso de la actividad en el aeropuerto”, aseguró Juan Belliard, director de Operaciones de Aeris.
Mucho zopilote
¿Por qué tanto zopilote por el aeropuerto? Alrededor del Santamaría existen más de 180 actividades pecuarias y agrícolas, la cuales aumentan la atracción de fauna a la zona. Las boñigas de los cerdos y las vacas se vuelven un festín para los zonchos.
Para contrarrestarlos, Aeris, coordinó con una granja y se colocó un biodigestor (lado sur del aeropuerto), con el fin de darle tratamiento a los desechos de los cerdos y bajar la presencia de zopilotes. A mediano y corto plazo se espera colocar más biodigestores en las otras fincas de la zona.
“Este plan es importante porque permite el desarrollo eficiente de la actividad pecuaria; la protección de los mantos acuíferos y la seguridad aeroportuaria.
“Además se disminuyó el riesgo en el sector sur del aeropuerto donde históricamente identificábamos las mayores poblaciones de zopilotes”, aseguró Adriana Bejarano, jefa de Ambiente, Salud y Seguridad de Aeris.
En verano, la bronca más grande es con las abejas. Durante la Semana Santa pasada se lograron trasladar varias colmenas con unas cuarenta mil abejas que hicieron sus panales en las torres donde están las luces de aproximación al aeropuerto. Todo un reto.