Nacional

Colegio indígena cabécar recoge cartas de apoyo para mandar a familias ucranianas

Profesor de inglés Pedro Morales inculca a sus estudiantes el valor de la solidaridad

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El ejemplo de solidaridad de un grupo de indígenas, estudiantes de octavo grado del Liceo Rural Uluk Kicha, en el territorio de Chirripó, en Turrialba, es de aplaudir.

Estos muchachos de entre 13 y 15 años, impulsados por su profesor de inglés y guía, Pedro Morales, se dieron a la tarea de divulgar lo que está ocurriendo en Ucrania, país que fue invadido desde el 24 de febrero de este año por el ejército de Rusia.

Ellos visitan aula por aula a todos los estudiantes (el centro educativo tiene un total de 102 alumnos) para motivarlos a unirse a la campaña que busca recolectar cartas con mensajes de apoyo para enviar a familias ucranianas que han tenido que salir de su país en busca de un mejor futuro y salvar su vida y la de sus seres queridos.

La inspiración del profe de inglés, quien también es indígena y vecino de la comunidad de Chirripó, nació del voluntariado que vio realizar al tico-canadiense Bruce Callow, quien sacó 27 días de su trabajo para ir a colaborar con las familias que estaban cruzando la frontera de Ucrania hacia Polonia.

“Me llamó la atención que una semana antes estaba con nosotros en el liceo y luego nos enteramos que estaba en Europa ayudando a todo aquel al que pudiera, al menos llevando un momento de alegría a los niños para que al menos en ese instante olvidaran lo que estaban viviendo”, contó Pedro.

Los profesores del colegio, que se fundó en el 2018, se han preocupado por llevarles a los estudiantes charlas y conocimientos más allá de los académicos, para formar seres humanos de bien, solidarios y comprometidos con los demás.

“Por eso hablé con los estudiantes y les comenté lo bonito que sería hacer una colecta para mandarles ayuda a esas familias, aunque fuera simbólica, (no es un secreto las necesidades que enfrentan las comunidades indígenas) y mandarlos a través de Bruce para que sepan que nosotros nos solidarizamos con ellos”, explicó el educador.

Bendecidos

Morales añadió que así los muchachos aprenden lo que están pasando los ucranianos y comprenden que el mundo es tan pequeño que hoy son esas familias las que necesitan amor, pero después pueden ser las de ellos.

“Ellos (ucranianos) están sufriendo y acá gracias a nuestro sistema democrático somos bendecidos, les hice ver eso”, dijo el ‘teacher’.

Lo mejor de todo fue que los muchachos se apuntaron de una. Son 22 estudiantes que se turnan para visitar, aula por aula, buscando más voluntarios.

“En mi comunidad, en el colegio y en los demás liceos indígenas es muy poco común que alguien haga un proyecto de este tipo, porque no tenemos mucha información, es muy limitada por los problemas de acceso a Internet y hasta señal de televisión”, explicó el profe de inglés.

El profe llegó al liceo indígena cabécar tan solo un año después de fundado y este año tendrán su primera generación de graduados.

“Mandamos varios mensajes diciéndoles que no están solos, que esperamos que puedan salir adelante y escribimos una carta de parte de todo el grupo de octavo que firmamos cada uno de nosotros y recolectamos como 20 dólares (unos 13 mil colones) que les enviaremos mediante los amigos de la Cruz Roja canadiense, que están colaborando con los refugiados ucranianos”, explicó Morales.

Los profes de Estudios Sociales y Español también se han apuntado al momento de actualidad para enseñarles sobre ambos países y los conflictos en los que se han visto involucrados a través de la historia.

“Las noticias casi que solo les llegan a los estudiantes a través de los profesores, porque la cobertura de celular e internet es muy mala y no muchos tienen teléfono. Solo cuando salen a Turrialba centro es que pueden escuchar un poco más, pero como en mi caso, solo los sábados puedo hacerlo”, contó el educador.

El liceo se ubica en la comunidad de Xalaba, en el sector de Chirripó, que está a unas tres horas en carro desde Turrialba, pero el camino está en pésimo estado y solo entran vehículos 4x4.

“Hay estudiantes, cerca de un 70 porciento, que deben caminar entre siete y ocho kilómetros para estudiar, por lo que salen desde las 4:40 de la madrugada de sus casas, aunque a otros les toca más suave y viven a 100 o 200 metros del colegio”, contó Pedro.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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