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Catorce pacientes con covid 19 fueron traslados este jueves del hospital de San Carlos a centros médicos capitalinos porque está colapsado.
El martes ocurrió lo mismo con un grupo de siete enfermos que mandaron del Hospital La Anexión. Dos embarazadas venían en el grupo.
Ambos traslados salen de zonas donde más dificultades han encontrado las autoridades de salud para que la gente se vacune.
Por eso hay que entrarle a la discusión sobre la obligatoriedad estar vacunado. En Costa Rica, la ley pone la decisión en manos de la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología, cuyos integrantes deben comenzar a meditarla.
La localización de los mayores estragos de la variante no es casualidad. Sigue con completa precisión la geografía de las regiones menos vacunadas.
Más de un año de pandemia nos ha enseñado las terribles consecuencias del coronavirus. La muerte y la enfermedad son las más graves, pero la destrucción de la economía no se queda atrás. El rechazo a la vacunación arriesga las posibilidades de ganarse la vida.
Los patronos tienen sus razones para exigir la vacunación a sus empleados.
Pero mientras la comisión no se pronuncie, los patronos tendrán dificultades para establecer la obligatoriedad.
Hoy la exigencia solo pesa sobre los trabajadores de la salud, pero la medida podría tornarse en obligación por mandato del artículo 66 de la Constitución: “Todo patrono debe adoptar en sus empresas las medidas necesarias para la higiene y seguridad del trabajo”.
