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Pacientes podrían morir porque huelguistas no dejan lavar ropa de hospitales

Médicos y visitantes también se exponen a enfermedades por prendas sucias

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La ropa sucia de los hospitales como las sábanas, batas y cobijas podrían generar una “epidemia” y matar a los miles de pacientes que están en los centros médicos, por culpa de algunos huelguistas que no permiten que las lavanderías funcionen como deberían.

Quienes más utilizan estas prendas son los recién nacidos, adultos mayores, madres mejoradas, pacientes con cáncer y los que están infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Todos ellos son los más propensos, por tener las defensas bajas, a contraer una infección o una bacteria gracias a la acumulación de esta ropa que absorbe gérmenes a lo loco.

José Antonio Castro, coordinador de la Unidad de Epidemiología del hospital México aseguró que en el peor de los escenarios los pacientes, sus visitantes y hasta los propios funcionarios de los centros médicos podrían ser víctimas de una infección o bacteria que afecte su salud, incluso, llevarlos hasta la muerte.

“Como la ropa está sucia aumenta el riesgo de contaminación y se acelera el proceso de que se presenten infecciones dentro de los hospitales. Puede haber infecciones respiratorias, de piel y en la sangre, que serían las más comunes”, comentó.

Lo más indignante de todo es que esta peligrosa bronca la generan los propios encargados de las lavanderías que están sumados a la huelga contra el plan fiscal desde hace 15 días.

Actualmente, los centros médicos que más problemas presentan son el San Juan de Dios, México, Carit, Blanco Cervantes y de Niños.

Las lavanderías que se encargan de limpiar sus ropas son la central en La Uruca y la Zeledón Venegas que está en el San Juan de Dios. En esta última no hay nadie trabajando.

Les quitaron agua

La Teja conversó con una de las personas que trabaja en la lavandería central que está en las afueras del hospital México. Esta persona prefirió no darnos su nombre por temor a que un huelguista o compañero lo agreda por cumplir con sus funciones.

Él fue sincero y dijo estar en contra del plan fiscal, pero también es consciente que no debe darse el lujo de faltar porque de su trabajo dependen vidas.

“Yo no puedo negociar entre la salud de los pacientes y una huelga. Desde que yo entré a este trabajo puse primero a la gente que viene aquí antes que mis ideales y creo que eso no lo comparten ciertos compañeros”, dijo el funcionario.

Agrega que no ha recibido amenazas, ni tampoco ha sido golpeado, pero sí lo han insultado.

“(Respira) Unos compañeros me han dicho que soy un sapo, otros que soy un vago pero realmente para mí ellos son los vagos por no querer venir a trabajar por la gente que necesita de nosotros, yo sé que si no se lava la ropa puede producirse alguna epidemia y eso es algo que a nosotros nos dicen cuando entramos a la lavandería a trabajar”, continuó.

Algo que le pareció extraño, es que la semana anterior, trabajando en el turno de la mañana el agua se fue.

“Yo no puedo decir que fueron mis compañeros que están en la huelga, pero es muy extraño que eso pasara, a mí me pone a pensar si es que alguien no quiere que nosotros trabajemos. Por dicha no pasó nada y el servicio se conectó rápidamente, ojalá no haya mano criminal pero si así lo fuera, no se por qué lo hacen si la lucha no es contra el pueblo”, mencionó.

Román Macaya, presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social, dijo en el programa Malas Compañas que se trasmite por Teletica Radio (91.5) que dos funcionarios de la lavandería del hospital Monseñor Sanabria se encadenaron para evitar el paso de ropa sucia.

“Han habido bloqueo de las entradas para poder sacar la ropa sucia y lavarla afuera para regresar con la ropa limpia”, comentó.

El jerarca aseguró que ha recibido quejas sobre insultos hacia los que sí están con las mangas arrolladas.

“Es una agresión total bloquear las lavanderías y eso no lo podemos permitir”, detalló.

Desde el inicio de la huelga, la Caja contrató a personal externo a la institución para dar abasto con los servicios, eso hasta la semana anterior representó un gasto de ¢100 millones.

Bryan Castillo

Periodista

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