Estimada lectora, muchas gracias por la confianza, la falta de deseo es una de las consultas más frecuentes. Se inicia con un desinterés o evitación del sexo, se manifiesta como una discrepancia en la frecuencia del deseo en ambos.
Las parejas en estas circunstancias, con mucha frecuencia, se cuestionan el grado de compromiso, de atención y cuidado por sus parejas, lo que las somete a mayores niveles de estrés en las interacciones diarias, repercutiendo de forma negativa en las habilidades para la resolución del problema y los patrones de comunicación.
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Se deben tomar en cuenta los factores fisiológicos que pueden estar disminuyendo el deseo sexual. Es importante revisar los niveles hormonales, la función tiroides, el uso de tratamientos como antihipertensivos, antidepresivos, antialérgicos, algunos anticonceptivos e infecciones vaginales. El uso de alcohol y drogas debe ser evaluado, ya que la investigación ha demostrado que los componentes químicos en exceso pueden disminuir drásticamente el deseo sexual.
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Si la parte fisiológica está bien se debe trabajar en la interacción de la pareja, en los patrones de comunicación, en las expectativas sexuales de ambos y los niveles de estrés. Además, es muy importante la cantidad de tiempo reservado para el contacto emocional y sexual, aprender a estar juntos física y emocionalmente sin la presión y demanda de ser siempre un ser sexual.
Cuando esto mejora también se mejoran las relaciones íntimas acompañadas por respeto y aceptación de la particularidades de cada uno.