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Tramero de Fecosa alquila casa en Siquirres porque no le alcanza para vivir en Alajuela

Al menos 20 trameros serán desalojados antes del 28 de noviembre para construir una nueva terminal de buses

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Don Miguel Soto tuvo que mandar a su esposa y a sus tres hijos a vivir a Siquirres donde paga ¢35 mil de alquiler por una casita porque la plata que se gana como tramero en la terminal de buses Fecosa en Alajuela, ya no le alcanzaba para pagar ¢200 mil en Alajuela.

Este pulseador asegura que duerme arrimado donde amigos, porque no puede ir a Siquirres todos los días.

“De vez en cuando algún vecino me regala un pedazo de carne o pescado que guardo para mis hijos”, comentó.

La situación de este tramero es tan difícil que dejó de pagar el seguro voluntario. “No me alcanza”, afirma.

A la Municipalidad de Alajuela se le vence el plazo para cumplir con una orden sanitaria que la obliga a eliminar las ventas ambulantes y las fijas a las que ya les venció la patente.

Ese plazo se cumple el próximo 28 de noviembre. Soto es de esos trameros y como él hay 20 más. El plan de la Muni es construir una nueva terminal.

La situación de Soto es aún más dramática, él no puede alzar cosas pesadas, no ve con el ojo derecho, tiene dos vértebras quebradas, dos discos de titanio, una platina en el pie derecho, cuatro tornillos en la columna, todo esto porque un camión lo levantó cuando iba en su moto. Estuvo quince días en coma.

Su bebé de año y cuatro meses es prematura y está en tratamiento y su hijo mayor requiere ayuda psicológica. Tiene otra hija de seis años y ninguno recibirá un juguete en Nochebuena. Soto solo le pide al Niño Dios tener trabajo.

Su mujer sufre del corazón, su papá murió el 29 de septiembre y su madre el 7 de agosto.

“Ya no puedo con tanto sufrimiento”, dijo el hombre.

“Pago el alquiler, la patente, compro arroz y frijoles, le pago a un muchacho que me ayuda y listo”, aseguró Soto.

Los 20 trameros que trabajan en Fecosa velan por unas 60 personas y podrían pasar diciembre sin bretecito. Muchos son adultos mayores o personas enfermas que le hacen frente a la crisis con la venta de frutas y verduras, como Soto.

Los trameros cumplían en la mayoría de los casos, con el pago puntual de la patente que ya se les venció o está por vencer, mientras que las empresas de autobuses que operan en Fecosa están morosas con la Muni.

Wálter Brenes Soto, el abogado que puso el recurso de amparo que desencadenó la orden sanitaria, representa a doce empresas de esas que no pagan ni un cinco.

Sin embargo, tiene razón el recurso expuso que la parada sufre de falta de seguridad, mal estado de las calles internas, aguas estancadas y malos olores.

Johanna Barrantes , coordinadora del proceso de servicio jurídico de la Muni de Alajuela, no sabe que pasará con Don Miguel Soto . No asegura un trato especial a los trameros, pese a los 30 años de tener las patentes al día. Lo que sí garantiza es que cumplirán la orden sanitaria y están en período de ejecución. También afirmó que no están renovando patentes.

Héctor Duarte, Mario Olman Solís, don Miguel y otros vendedores están dispuestos a adquirir un local comercial de los que habrá en la nueva terminal, pero si logran que los financien.

“Sino ¿qué vamos a hacer? Sería un problema más grande porque quedamos muchos desempleados”, dijo Solís.

–¿Qué pasará con los trameros de Fecosa?

No los vamos a dejar solos porque más allá de deseo nuestro de contar con una terminal nueva y de tener que cumplir con la orden sanitaria y con los mandatos de la Sala, sabemos que hay una situación humana sensible.

Los locales comerciales en la nueva terminal serán a lo sumo siete u ocho y ellos son 21. ¿Eso quiere decir que no todos serán tomados en cuenta?

Cuando se planteó el proyecto original el área comercial era para que acogiera a la mayoría. Pero una vez que avancemos en la construcción se van a definir los requerimientos legales porque no nos podemos brincar le ley.

–Pero no van a alcanzar los comercios para los 21 trameros.

- Dentro de la terminal hay otros espacios para ubicar las zonas comerciales, eso ampliaría las posibilidades. El Consejo Municipal tiene que definir las condiciones.

–El 28 de noviembre, cuando cumpla el plazo, ¿se van a tener que ir?

Estamos obligados a cumplir con las órdenes sanitarias, pero confío en que logremos, junto al ministerio de Salud, una solución.

–¿Qué va a pasar en el periodo entre el 28 de noviembre y la finalización de las obras?

-La construcción está planificada en etapas para llevarla ordenadamente. La alcaldía creo una comisión de trabajo para abordar esa problemática. Nos vamos a reunir y una vez que la obra quede adjudicada, que es probable sea este martes y vaya a refrendo, habrá un margen para encontrar soluciones temporales.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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