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El limonense barrio Roosevelt vuelve a su nombre original

El lugar había sido nombrado hace años con el apellido de un expresidente gringo por la donación de un alcantarillado

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Herma Linda Henry es una mujer de 78 años y es descendiente de jamaiquinos.

Desde que nació vive en el barrio fundado por sus abuelos, Joseph Henry y Rhoda Stephenson, y muchos otros jamaiquinos, quienes le dieron origen al nombre original del lugar: Jamaica town.

Pero en la década de los 40′, lo habían rebautizado como barrio Roosevelt en agradecimiento al gobierno de Estados Unidos por la donación de un alcantarillado para la quebrada que producía las inundaciones en el sector. Para entonces el presidente gringo era Franklin Delano Roosevelt.

Por eso doña Herma fue una de las que luchó por cinco años, junto a la Asociación de Desarrollo, para devolverle el nombre original al barrio ubicado en el puro centro de Limón.

Hace cerca de año y medio la muni caribeña aceptó el cambio y desde hace dos semanas todos los que visiten el lugar ven un rótulo que les da la bienvenida y les anuncia que están llegando a Jamaica town, así lo confirmó Eladio Arce, presidente de la Asociación de Desarrollo.

Miles de recuerdos

Ya que el barrio caribeño recupero su nombre original, es bueno recordar un poco de sus orígenes.

“Toda la vida he vivido aquí, la casa donde vivo no es la misma de entonces, pero está asentada sobre el mismo lote. Era la casa de mis abuelos que llegaron desde Jamaica. Él vino a trabajar como cocinero en el ferrocarril y años después llegó mi abuela junto a su hermana mayor, porque era costumbre que la menor se encargara de cuidarle los hijos a la mayor”, recordó doña Herma.

Ellos tuvieron tres hijos: Vicente, Patricio y Mireya Henry Stephenson, esta última es la mamá de doña Herma.

“Hasta donde recuerdo era un suampo (pantano), había unas cuantas casas viejas donde vivían muchas cabras. Había unas señoras mayores jamaiquinas que vivían en el barrio, pero tenían la mirada puesta en volver a Jamaica algún día, por lo que el dinero que recogían lo guardaban para regresar a su tierra natal, pero muchas de ellas no lo lograron", explicó la educadora pensionada.

También le tocó ir a recoger agua potable al tubo que tenían en los patios de la Northen (actual ferrocarril) y cargarla hasta sus casas en baldes y botellas, cruzando un puentecito sobre la quebrada. La demás la recogían de la lluvia.

“Los niños no iban a la escuela en español, porque los padres jamaiquinos eran muy rejegos y no querían mandarnos, solo a la de inglés. Yo me salvé porque sí pude estudiar y soy una profesional universitaria, pero tenía que ir hasta Cieneguita, donde se abrió la primera escuela en ese idioma. Muchas señoras de mi edad no manejan el español por eso”, continuó explicando.

Nombre impuesto

Doña Herma nos contó que cuando se dio la donación del alcantarillado por parte del presidente estadounidense, solo vieron que pusieron una placa con el nuevo nombre del barrio, sin que mediara un aviso o le preguntaran a los vecinos su parecer.

El pedestal lo ubicaron al costado noroeste de los patios del ferrocarril, a la entrada del barrio, pero ya no queda más que la columna de cemento, porque los piedreros se la caminaron. Doña Herma vive 200 metros al este y 25 norte de esa placa.

“No recuerdo que nadie protestara por el cambio de nombre, pero nosotros ahora peleamos en la municipalidad para que nos restablecieran el nombre original que nos llena de orgullo”, contó la educadora.

Viejito

El historiador Delroy Barton nos contó que Jamaica town es uno de los barrios más viejos de Limón, fundado alrededor de 1875, cuando llegaron los primeros migrantes para la construcción del ferrocarril.

Los primeros habitantes eran de las islas francesas y de Guadalupe, por lo que se le llamó “French town”, pero estos se mudaron rápidamente a Cieneguita y llegaron los jamaiquinos.

Jamaica town está actualmente habitado por unas 400 personas, gran parte descendientes de jamaiquinos, por lo que la distribución anda en un 60% de afrocaribeños y 40% de meseteños.

Su extensión es de tres cuadras de sur a norte, y cinco cuadras de oeste a este. Al inicio no eran más de 8 familias por cuadra, explicó Barton.

Lo malo es que no fue hasta 1950 (75 años después) que esos migrantes pudieron optar por sus títulos de propiedad, porque antes un extranjero no tenía el derecho a registrar sus propiedades y hasta debía pagar un “alquiler” por el uso de la tierra donde estaban asentadas sus casas.

Las viviendas eran construidas sobre postes de medio metro de altura para evitar asentarse sobre terreno húmedo.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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