Los asesinos del alemán Rüdiger Schickhaus, de 60 años, y su esposa, Manuela Daxer, una austriaca de 57 años, usaron un potente químico para tratar de borrar el rastro de su crimen y así evitar que las autoridades encontraran los cuerpos enterrados.
Así lo confirmó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el cual indicó que tras hallar los cuerpos de los esposos, los cuales fueron enterrados a pocos metros de su lujosa casa en Cerros de Quepos, Puntarenas, descubrieron que estos fueron rociados con cal.
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De acuerdo con la investigación de las autoridades, los asesinos habrían usado esta sustancia con el objetivo de acelerar la descomposición de los cuerpos, pero sobre todo, para controlar los olores que estos podían emanar conforme pasaban los días.
Al realizar la revisión de los cuerpos, los investigadores observaron que ambos estaban amordazados y con bolsas plásticas; además, presentaban impactos de bala (Rüdiger recibió un disparo y su esposa presentaba tres impactos de bala).
En cuanto a cómo ocurrió el doble homicidio, la Policía Judicial maneja la versión de que la pareja fue asesinada dentro de su propia casa, pues en la cocina encontraron rastros de que habían tratado de lavar la escena, y en el piso también se hallaron huellas de pies que están siendo analizadas en los laboratorios forenses para determinar si son de las víctimas o de los asesinos.
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El atroz crimen, del cual se hace eco en Alemania y Austria, fue descubierto el pasado lunes, luego de que los agentes del OIJ recibieron la alerta de un asalto en una vivienda y fueron a atender el caso.
Los oficiales, al no encontrar nada, realizaron una inspección y vieron un montículo de tierra; uno de los perros indicó que ahí había restos humanos. Tras excavar, lograron encontrar los cuerpos de la pareja.
El doble homicidio se dio dos semanas después de que Rüdiger realizó varias publicaciones en redes sociales para vender la propiedad de 50.000 metros cuadrados, la cual ofrecían en $995.000, que en colones serían poco más de ¢493 millones.