Costa Rica recibió este domingo 16 de noviembre una noticia que dejó al país entero estremecido: el asesinato a puñaladas de Antonio “Toño” Badilla y su esposa Maureen Molina, dos queridos adultos mayores y propietarios de la conocida soda Donde Toño, ubicada en Finca Lajas, en Santa Marta de San Antonio de Alajuelita.
El trágico suceso generó indignación y pesar entre vecinos, visitantes y especialmente entre la comunidad amante del senderismo, quienes por años consideraron a la pareja como un pilar de servicio y hospitalidad en la zona.
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Dolor en el mundo del senderismo
La Teja conversó con Raúl López, amigo de la pareja y fundador de Caminantes de Costa Rica, quien no ocultó la tristeza que embarga a todos los grupos de caminantes.
“El senderismo nacional y la Fundación Caminantes de Costa Rica, están de duelo y llenos de dolor y tristeza.
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“Dos personas sumamente apreciables por los diferentes grupos de caminantes, en especial de Alajuelita, Aserrí, Escazú, Acosta, Poás y San José”, expresó don Raúl.
El guía destacó que conocía a la pareja desde hace muchos años y que siempre admiró la dedicación con la que recibían a quienes visitaban su local.
Una pareja ejemplar para todos los visitantes
Según López, el legado de Toño y Maureen va más allá de la soda donde trabajaban día a día.
“Eran personas de un alto grado de bondad y atención con todos los visitantes, una pareja que era un verdadero ejemplo de esfuerzo y lucha. Siempre daban lo mejor a sus clientes y a los caminantes.
“Las investigaciones están en curso y esperamos que se haga justicia hasta las últimas consecuencias”, detalló el guía.
Sus palabras reflejan el cariño y respeto que ambos dejaron sembrado en la zona.
Íconos de su pueblo
Para muchos, los esposos se convirtieron en un símbolo de dedicación y servicio comunitario. Su local, Donde Toño, era un punto de encuentro para grupos de caminantes de distintas partes del país.
Don Raúl comentó que serán recordados con gran afecto, pues eran considerados íconos en el pueblo por su intachable atención y la calidez con la que recibían a cada persona que llegaba a su establecimiento.


