Sucesos

Familia se pudo despedir de Minor

Trabajador de tajo murió este lunes a las 11:10 de la mañana

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Minutos antes de que Minor Pérez Castro falleciera este lunes, a las 11:10 de la mañana, pudieron despedirse de él su esposa, Ana Gabriela Arroyo, y sus tres hijos de 14, 10 y 5 años.

Minor, de 49 años, quedó sepultado por un terraplén el viernes a las 3:56 p.m. mientras trabajaba en el tajo El Cerro, en La Garita de Alajuela. Estuvo atrapado durante 20 horas. Los socorristas pudieron sacarlo el sábado y fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital México. Los médicos debieron amputarle las dos piernas el domingo y a pesar de todo, el operario no sobrevivió.

La Dirección Médica del México mandó a llamar a los familiares de Minor este lunes a primera hora. Henry Arias, pariente de Pérez, dijo que desde que supieron del llamado imaginaron lo peor y sabían que se trataría de una despedida.

"Minor fue un guerrero. Llegamos muchos familiares e, incluso, durante la madrugada llegaron varios de los amigos que él hizo en Estados Unidos. Se ve el amor que le tenían", expresó Arias.

Agregó que la familia sabe que fue un gran luchador. "Fue una persona sin vicios, seguro de sí mismo y muy valiente. Lo último que él (Minor) en vida le dijo a Ana (esposa) era que iba a luchar por su familia y así lo hizo hasta el final", dijo Arias.

Arias concluyó dándoles gracias a las personas que ayudaron a sacar a Pérez del terraplén. Dijo que a pesar de la fuerte situación que enfrentó tuvieron chance de verlo y pasar con él. "Era preferible que muriera aquí y no donde estaba", dijo Arias.

Una psicóloga se hizo cargo de atender a hijos de la pareja, quienes debieron asimilar el duro golpe. La profesional explicó que la familia está consciente de la lucha que dio Minor mientras estuvo enterrado y cuando lo sacaron.

En Carrillos de Poás, en Alajuela, donde vivía Minor, los vecinos estaban tristes por su muerte. Lo recordaron como un hombre entregado a su familia.

Agregaron que muchos tenían la esperanza de volver a verlo en el barrio.

El director del hospital México, Douglas Montero, explicó que en el centro médico hicieron todo lo posible por salvarle la vida a Minor.

Dijo que el trabajador sufrió el síndrome del aplastamiento debido a la presión que hizo el material que tuvo encima durante tantas horas.

Lo que ocurre en esos casos es que la sangre no circula y algunas partes del cuerpo se comienzan a morir. Las sustancias tóxicas del organismo se empiezan a mover a las partes sanas, por lo que primero debieron amputarle las piernas para evitar que los demás órganos se dañaran. Luego fue sedado para darle soporte renal (a los riñones).

Con la muerte celular se liberan  sustancias que obstruyen los riñones u otros órganos y los dañan. Eso obliga a mejorar la circulación en el riñón para que bote esas sustancias.

"Si no llega sangre a los pies, las células de los músculos, las arterias, los dedos y demás se empiezan a morir y se ponen negras, pero la sangre sigue circulando hasta un punto donde ella se devuelve para que el resto del cuerpo se mantenga funcionando", explicó Montero.

La amputación de las piernas trataba de evitar complicaciones mayores, pero al final Minor perdió la batalla y dejó un gran recuerdo en quienes lo conocieron y lo trataron. 

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