José Pablo Monge Rugama, de 22 años y quien murió por una fuerte golpiza que recibió, tenía un gran sueño que estaba a punto de cumplir: irse a trabajar a Canadá y con eso ayudar a su mamá.
Aquel viaje tenía lleno de felicidad e ilusión al joven que murió luego de luchar casi dos meses con las terribles lesiones que le propinaron en la cabeza y que apagaron su vida a las 3:20 de la tarde del miércoles en el Hospital México.
“Mamá, tengo que trabajar muy duro por el viaje, me decía”, relató Bernardita Rugama, quien esperaba este miércoles que le entregarán el cuerpo de su amado hijo en la Medicatura Forense.
La valiente mamá acompañó a su hijo en todo momento en el hospital. Él estuvo en coma desde el día del ataque y estuvieron tomados de la mano hasta que su vida se apagó.
José Pablo, de 22 años, era vecino de San Jerónimo de Naranjo, laboraba en una fábrica de colchones en Palmares y hacía horas extras en fábricas de muebles para ahorrar.
“Estaba ahorrando para poderse ir a Canadá”, dijo su madre.
Un proyecto de vida claro
Según Bernardita, ya tenían casi todo listo para la salida al extranjero: “Ya estaban por salir los papeles. Me decía: ‘Apenas esté allá, le voy a mandar para arreglar la casa y que ya deje de trabajar’”, contó.
Para José Pablo, el viaje a Canadá no era una fuga: era la oportunidad para comprarse un lote, un carrito y poder en un futuro ponerse una empresita con sus conocimientos en muebles.
En ese país iba a trabajar como constructor.
Su mamá asegura que también soñaba con representar a Costa Rica en boxeo, ese era el deporte de sus amores y lo practicaba desde los 12 años, hasta estuvo en Juegos Nacionales.
La noche que cambió todo
Doña Bernardita recordó que su hijo había ido a trabajar a la fábrica, luego le ayudó a ella a vender arroz con leche en la parada de buses, y luego él tenía que irse a trabajar a otro lado.
Ella le dio la bendición y fue la última vez que pudo hablar con él.
El 14 de setiembre, José Pablo andaba con un amigo que estaba estrenando carro en un bar, cuando varias personas empezaron a tratar de buscarles pleito sin razón.
“Lo que sabemos es que mi hijo le dice a su amigo que se vayan de ese lugar para mejor evitar, pero las personas los siguen hasta la casa de una amiga de mi hijo, donde había una fiesta, y ahí lo agarran a golpes, él amigo de mi hijo lo dejó botado”, narró la mamá.
Ella asegura que hay un video donde se ve que los sospechosos agarran José Pablo a punta de patadas, manazos, puñetazos y hasta le pegan con un casco, todos los golpes fueron en la cabeza.
“Mi hijo estaba inconsciente y le seguían pegando, cuando ya lo soltaron el amigo lo recogió y lo subió al carro, llamaron a la Policía y detuvieron a los sospechosos”, dijo la mamá.
A su hijo lo llevaron al Hospital de San Ramón, ella se dio cuenta de que algo había pasado cuando José Pablo no llegó y al preguntar a sus amigos le avisaron que estaba en el hospital.
Por lo delicado que estaba fue trasladado al Hospital México.
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“A mi hijo me le fracturaron el cráneo, los médicos le tuvieron que quitar la mitad del cráneo, siempre estuvo en coma, yo tuve la esperanza de que me lo iba a poder llevar a la casa, los médicos hasta me dijeron que pidiera una pensión por invalidez, pero se empezó a complicar, se le bajaba mucho la presión hasta que se me murió, yo solo quiero justicia, aunque nada me lo devuelva”, dijo la mamá.
Añadió: “Yo no quiero que ninguna otra mamá tenga que vivir este dolor que yo estoy viviendo, la policía detuvo a los sospechosos y los soltó, pero el OIJ los volvió a detener (el 28 de octubre) y ellos están en prisión preventiva. El OIJ me dijo que ellos no conocían a mi hijo, ¿por qué me le hicieron este daño? Él era un muchacho bueno y trabajador, y no quería problemas en su vida porque estaba por cumplir sus sueños”.
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Los sospechosos en este caso son tres hombres de apellidos Noguera Espinoza,Arguedas González, Morales Ballestero y una mujer de apellidos López Ramírez.
El cuerpo de José Pablo será velado en la iglesia cristiana de la comunidad de San Jerónimo de Naranjo este miércoles y mañana en la misma comunidad será sepultado.
“Él quería trabajar, tenía sueños grandes y se esforzaba por alcanzarlos. Me duele pensar en todo lo que no llegó a ser”, dijo Bernardita entre lágrimas. “Solo pido que se haga justicia”.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San Ramón mantiene abiertas las investigaciones para esclarecer las circunstancias del ataque.
La mamá estuvo dos meses sin trabajar, no pudo hacer ni vender los arroces con leche que hace, ahora debe enfrentar los gastos del funeral, si desea ayudarla lo puede hacer al Sinpe móvil: 63041629.



