Charlie Sheen, uno de los actores más polémicos de Hollywood, decidió contar su verdad en el documental aka Charlie Sheen, estrenado en Netflix, en el cual, por primera vez, habló abiertamente de cómo vivió con VIH en secreto, de los chantajes que enfrentó, de su adicción a las drogas y del costo personal y profesional que pagó por años de excesos.
El protagonista de la famosa serie “Two and a Half Men” (Dos hombres y medio en español) y de películas icónicas como Wall Street confesó en la serie que Netflix acaba de estrenar, dirigida por Andrew Renzi, que después de recibir el diagnóstico de VIH alrededor de 2011, gastó enormes sumas de dinero para que nadie revelara su situación médica.
“Me robaban las medicinas del baño, las fotografiaban y después me pedían dinero para no hacerlo público. Creo que fueron más de 1,4 millones de dólares a una sola persona, y hubo otros pagos más pequeños”, aseguró Sheen.
Chantajes, miedo y silencio
Sheen relató que vivir ocultando la enfermedad lo hizo desconfiar de todo su entorno.
“No podía dejar entrar a nadie a mi casa sin sentir que me estaban espiando. Siempre salían con algo. Yo vivía con la idea de que en cualquier momento iban a vender la historia”, explicó frente a cámaras.
A pesar del desorden que llevaba, el actor insistió en que jamás puso en riesgo a otras personas.
“Nunca transmití el virus a nadie, eso lo puedo asegurar con total certeza”.
El artista de 60 años reconoció que la presión fue tan grande que llegó un punto en que prefirió confesarlo públicamente en 2015, durante una entrevista televisiva.
“Era insoportable. Todos tenían una pieza de mi vida privada en sus manos”, recordó.
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Encuentros sexuales con hombres
Una de las revelaciones más comentadas fue su admisión de experiencias sexuales con hombres, tema que hasta ahora nunca había abordado.
“Hubo momentos, especialmente cuando fumaba crack, en los que terminé en situaciones que nunca había imaginado. Fueron decisiones que ahora entiendo como parte de ese caos”, explicó en el productor audiovisual.
Sheen describió lo que sintió al contarlo públicamente, lo que significa quitarse un gran peso de encima.
“Es jodidamente liberador, simplemente, hablar de las cosas. Pasé demasiados años cargando secretos. Ya no tengo nada que esconder. No me voy a encasillar por esos episodios. Son parte de mi historia, pero no dicen quién soy”, reveló sobre su sexualidad.
Drogas, fiestas y pérdida de control
El documental también revive los años más oscuros de su vida, cuando las drogas y el alcohol dominaron su rutina.
“Podía estar despierto durante días. No había límites. Mi regla era que no podía haber dolor y que nadie podía morir”, contó entre risas nerviosas.
Aquellos excesos tuvieron repercusiones directas en su carrera. El propio Sheen admite que sus conductas explosivas lo llevaron a perder su papel en la exitosa serie Two and a Half Men en 2011.
“Sabía que estaba destruyendo todo, pero no podía detenerme. Pensaba que era invencible”, confesó.
El momento que lo hizo cambiar
En el documental, Sheen recuerda con detalle un episodio ocurrido en 2017 que lo marcó profundamente: olvidó una cita con su hija Sami.
“Fue la primera vez que ella me dijo que estaba decepcionada de mí. Eso me destrozó. Me di cuenta de que tenía que cambiar, que ya no podía seguir en lo mismo”, relató en una entrevista con Entertainment Weekly. Desde ese día asegura haberse mantenido sobrio. “Estoy limpio desde 2017 y no pienso volver atrás”, afirmó con firmeza.
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La producción incluye testimonios de ex parejas como Denise Richards y Brooke Mueller, quienes aportan su visión de aquellos años. También aparecen amigos y colegas que fueron testigos de su ascenso y caída. Sin embargo, su padre Martin Sheen y su hermano Emilio Estevez no participaron, una ausencia llamativa dada la cercanía familiar y el peso que ambos tuvieron en la vida del actor.
El documental ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos medios destacan la valentía de Sheen al abrirse, otros señalan que el relato está controlado por él y que falta escuchar más voces de quienes se vieron afectados por sus acciones. The Guardian sostuvo que la serie “expone sin pudor los excesos, pero se queda corta al mostrar verdadero remordimiento”.