Carlos Villegas, exjugador de Saprissa, vivió altos y bajos en el equipo morado, pero hoy brilla en la Liga de Ascenso y demuestra que su talento sigue intacto.
Desde su llegada a Inter San Carlos, el delantero de 26 años combina la experiencia adquirida en el equipo morado, con la motivación de ser un ejemplo para su hija, Lyah Antonella.
Villegas llegó al equipo norteño en mayo del año pasado. En el torneo de Clausura 2025 marcó diferencia y fue uno de los goleadores del certamen, alcanzando 20 anotaciones y en este torneo lleva dos tantos, pues estuvo fuera por una lesión y poco a poco va retomando el ritmo.
El jugador herediano, quien inició su carrera en las ligas menores del equipo morado, conversó con La Teja y está más que agradecido con la oportunidad de seguir disfrutando del deporte de sus amores y contó algunos de sus planes.
“Al inicio es difícil para uno, ver que iba para Segunda, pero lo vi como una oportunidad de comenzar de cero y buscar mi mejor versión y gracias a Dios me ha ido muy bien.
“El nuevo reto es subir a Inter San Carlos y volver a Primera. El jugar en la Liga de Ascenso no lo veo como un retroceso, lo veo como una oportunidad. La madurez que he tenido, los partidos que he jugado y lo que aprendí con varios entrenadores, eso lo llevé a la práctica en los partidos y me ha ido muy bien”, comentó.
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Títulos. Con la camisa morada, Villegas logró el campeonato nacional en el torneo de Clausura 2018 y en el torneo de Apertura 2022. En el 2024 quedó fuera del cuadro morado, mientras estaba a préstamo en el Municipal Grecia.
Carlos Villegas se confiesa
- Hablemos de su presente en el Inter San Carlos
Me siento muy bien, muy agradecido porque futbolísticamente me devolvieron la confianza, es el tercer torneo que juego con ellos, el torneo anterior hice 20 goles, una cantidad bastante importante.
El campeonato pasado, lastimosamente, nos quedamos en el camino y no pudimos jugar la final para llegar a primera, pero vamos paso a paso, somos un grupo muy unido y queremos hacer las cosas bien.
En la pretemporada tuve un desgarro y me costó retomar ritmo, ahorita llevo dos goles, pero me estoy cuidando mucho para no recaer y quiero seguir aportando, el equipo está trabajando para hacer grandes cosas.
- ¿Cómo es su relación con Douglas Sequeira (técnico)?
Lo conozco desde que tenía 14 años, cuando estuve en Saprissa. Siempre ha sido un técnico que le gusta la intensidad y la posesión del balón. Es un entrenador muy exigente, pero es muy buen entrenador, de los mejores.
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- ¿Cuál es el momento que marcó su carrera?
La sensación de quedar campeón con Saprissa (en el 2018 y el torneo de Apertura 2022) fue única. No pude sentir más emoción que ese día, todavía lo recuerdo. No sabía qué hacer, si gritar o llorar.
- ¿Siente que le faltó estar más tiempo en Saprissa?
En Limón me fue muy bien y en el 2021 y 2022 hubo varios equipos interesados en mí, pero siempre fui morado, me crié allí y opté por esa opción (volver a Saprissa); quedé campeón con el equipo.
Tuve una peritonitis (se inflama la capa delgada de tejido que recubre el interior del abdomen) y unas lesiones y me costó volver y retomar el ritmo que tenía en Limón. No me fue muy bien en Saprissa. Me tocó salir a préstamo y, lastimosamente, no pude volver. Pero si pudiera volver a Saprissa me encantaría, es el equipo más grande; ese es un objetivo a futuro.
Pero para nadie es un secreto: si le va mal un partido, el otro lo jugará otra persona. Tuve mala suerte, me fue mal, no jugaba y estaba más pronto a salir que a quedarme y eso fue lo que pasó. Con los compañeros me llevé bien, nunca tuve problemas. Pero me quedó esa espinita: pude haber dado más, hecho más, estar más tiempo.
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- ¿Cuánto le cambió la vida con la llegada de su hija?
Fui papá muy joven, es una bendición, me cambió la vida completamente. Me hizo madurar más temprano, darme cuenta de que ya no sólo tenía que proveer para mí, sino que además para ella.
Ella es la luz de mis ojos, mi motivación. Tiene siete años, siempre me apoya en todo momento, cuando va al estadio no para de gritar y vive con todo los partidos.
Cuando tenía cuatro añitos, me veía anotar y hacía un corazón con las manos y desde entonces yo adopté esa forma de celebrar. Es mi mayor fan y siempre me dice: “Hoy tiene que hacer gol”, pero si no los hago me dice, “lo importante es jugar y divertirse”.