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Un árbol mantiene vivo el recuerdo de joven escazuceño que murió de forma inesperada

Un mes antes de morir dejó una carta con la misión que le gustaría cumplir a agrupación Rotaract

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Adelia Alvarado y su hija Karla Egea continuaron el legado de Juan Carlos Egea de repartir amor y realizar buenos actos luego de que este muriera cuando tenía apenas 26 años.

Esta fue la forma que eligió la familia de mantener viva la luz y el recuerdo del cumiche de la casa que adelantó su viaje al cielo.

Este joven estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad Internacional de las Américas (UIA) y de Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico de Cartago (TEC) murió la madrugada del 24 de abril del 2014, producto de una enfermedad cardíaca (displasia arritmogénita del ventrículo derecho) que nadie sabía que padecía.

Fue doña Adelia la que encontró a su hijo sin vida en el cuarto, pasadas las cinco de la mañana, cuando lo llamó para que se alistara para ir al TEC.

“Cuando no me contestó forcé la puerta del cuarto y me lo encontré con las piernas a un lado de la cama, como que intentó levantarse, pero no pudo. Llamé a mis vecinos porque me encontraba sola y ellos llamaron a los paramédicos.

"Cuando llegaron y lo vieron me dijeron que estaba en paro, eso me dio como esperanza de que podrían salvarlo, pero conforme hablaron con mi esposo por teléfono, que es médico y estaba trabajando en el hospital de Puntarenas, y le describían cómo estaba, él les aseguró que estaba muerto”, recordó doña Adelia.

La madre, pese a que ya tiene la fortaleza para contar su historia, no puede evitar quebrarse por momentos y derramar lágrimas.

Ella nos atendió en su casa en Trejos Montealegre, Escazú, la misma en la que encontró a su único hijo varón sin vida, pero aunque mucha gente le preguntó por qué no se pasó de casa, ella indica que ahí se siente en paz y como en el parque del frente está el árbol que sembró en honor a Juan Carlos desde el mismo novenario, no quiere mudarse.

Juan Carlos tenía dos años de pertenecer al grupo Rotaract, con el que le llevaba comida a los indigentes del la zona roja de San José, incluso, llevó al cine y a comer pizza a personas que nunca lo habían hecho.

Una semana después de su muerte, los miembros del grupo Rotaract Escazú le entregaron una carta escrita a mano por Juan Carlos en la que explicaba el proyecto social que le habría gustado llevado a cabo y que presentó tan solo un mes antes de su adelantada partida.

“Hola, soy Juan Carlos, me gusta la psicología, pero estoy en el ámbito administrativo, mi idea es poder reunir a un equipo de personas y así ennumerar un conjunto de valores esenciales en la sociedad escritos en carteles, ese equipo pretende ir al mayor número de escuelas regalando esos carteles con el fin de iniciar algo que se transforme en viral, con el fin que quede presente en la mente de todos”.

Una vez que doña Adelia pudo pensar con mayor claridad decidió cumplir con su sueño.

Por eso, desde entonces su hija Karla, la menor de las mujeres se involucró en el mismo grupo y ayuda a adultos mayores. Sus hijas mayores, aunque no están vinculadas específicamente a Rotaract, también tienen ese espíritu de solidaridad con los demás.

Doña Adelia tampoco se queda atrás y cada oportunidad que tiene para ayudar la aprovecha, en diciembre recolectó juguetes para donárselos a la Fuerza Pública para familias de escasos recursos y organizó entre los estudiantes de la escuela en la que trabaja como maestra, la recolección de dinero para entregarlo a la Teletón.

Rosario y almuerzo navideños

Como Juan Carlos murió un 24, todos los meses en esa fecha doña Adelia organiza una comidita con alguno de los platillos preferidos de él, pues era bueno para el diente y por eso todos los 24 de diciembre, en la casa rezan el rosario, cantan villancicos, invitan a alguien que no tenga con quien compartir esta fecha y luego pasan a la comilona.

En cuanto a las celebraciones de Navidad, fue hasta al 2017 cuando pudo volver a colocar el árbol, pues los tres años anteriores no se sintió preparada, incluso en el 2014, año de su muerte, hasta botó el que tenían.

“Todos los años poníamos el árbol en familia, hasta los yernos y las nueras participaban en la decoración, la labor de Juanca era poner la estrella porque era el más alto de la familia”, recordó la madre.

Aniversarios muy emotivos

La creatividad para cada aniversario de la muerte de Juanca ha sido pieza clave en las actividades que realiza.

Para el novenario sembró un árbol de la especie llama del bosque en honor a su muchacho. Lo colocó en el centro del parque “Buenaventura”, que se ubica frente a su casa y le sembró otras maticas floreadas que le dan más vida al espacio.

Para el primer aniversario repartió unas semillitas de marigold para que los presentes las sembraran en sus casas, siempre como símbolo de continuar con la vida.

El año siguiente le pidió a todos sus amigos y familiares que llevaran un mensaje de lo que recordaban de Juan Carlos y cómo era él. Con lo que escribieron mandó a hacer una especie de libro en el que cuenta parte de su historia de vida, ilustrado con todas las imágenes que tiene del joven alegre, tranquilo y desordernado, entre muchas otras características.

Y este año, lo que dio fue una vela en un recipiente con alguna de las frases más usadas por el joven como “tenga paz” , “al suave”, “si no te afecta, déjalo pasar”, entre otras y los invitó a encender una luz en su memoria que los continúa alumbrando desde el cielo.

En otro anivesario regalo plantitas en macetitas también con las frases que decía Juan Carlos.

Además, el 24 de cada mes, doña Adelia les compartía a los más cercanos un mensajito por Whatsapp, en alusión a su recuerdo; sin embargo tiene unos meses de no hacerlo porque considera que ya es una decisión de cada uno recordarlo, como lo hace ella cada día.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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