Decorar las casas en Navidad es una de las actividades más esperadas de diciembre y, si se trata de lugares que parecen sacados de una película, San Joaquín de Flores destaca como uno de los mejores.
En la calle Cruz del Norte, las luces, figuras y ventas artesanales transforman el entorno en un escenario que atrae a familias completas.
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El recorrido por esta zona permite disfrutar de casas decoradas con muñecos de nieve, renos, árboles iluminados y distintos elementos que refuerzan las tradiciones navideñas. El ambiente se complementa con comida típica y espacios donde los visitantes se detienen a tomarse fotografías.
Una casa que se volvió punto de referencia
Entre las viviendas que más llaman la atención se encuentra la de doña Mariluz Chacón y su esposo, don José Miguel López, quienes nos abrieron las puertas para compartir la historia detrás de su decoración.
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La casa destaca por la cantidad de inflables y detalles que captan la mirada de quienes recorren la calle.
La familia es originaria de Río Segundo de Alajuela, pero llegó a San Joaquín tras la insistencia de Luis Fernando Chacón, hermano mayor de doña Mariluz, quien trabajaba en la municipalidad y vivía en la zona.
“Él estaba como loco porque nos viniéramos y él fue quien me consiguió la casa”, mencionó doña Mariluz.
Una tradición marcada por la memoria
Fue así como en setiembre de 2018 alquilaron esta vivienda y, un mes después, en octubre, cuando doña Mariluz celebra su cumpleaños, el hermano que tanto insistió en que se trasladaran a San Joaquín se enfermó. Dos meses más tarde, el 24 de diciembre, falleció.
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“Yo todos los días iba a verlo al hospital y él me decía: ‘Ahora sí, ya se pasó para ahí, tiene que arreglar bien bonita la casa’. Entonces, ese año lo hice más que todo por él.
“Yo arreglé la casa y le hice un video para llevárselo y que él lo viera. Uno lo puso por él y murió un 24 de diciembre en la mañana”, mencionó doña Mariluz.
Con el tiempo, la familia se integró a las costumbres del lugar y entendió por qué Luis Fernando amaba tanto la esencia y el espíritu que ahí se vive.
Luces, inflables y convivencia
Durante esta época, muchas familias de esa comunidad herediana decoran de manera llamativa y ofrecen ventas de comidas, lo que convierte la zona en un punto de encuentro. Este año, las actividades iniciaron el 28 de noviembre y se extenderán hasta el 21 de diciembre.
La decoración de la casa de esta bonita familia incluye renos, inflables, peluches, luces y un árbol navideño. Algunos inflables llegaron como regalos y otros fueron adquiridos poco a poco.
“Los inflables son mis favoritos porque los chiquillos vienen y nosotros dejamos que pasen y se tomen fotos”.
El árbol de este hogar tiene un detalle especial: las esferas tienen fotografías de sus hijos y este año incorporaron un tren para ir sumando algo nuevo cada año.
“Lo que nos gusta es ver a los chiquillos como locos con la decoración. La semana pasada vino una muchacha desde San Carlos por los elotes locos que nosotros vendemos”, mencionó Chacón.
Sabores que acompañan la visita
Quienes visitan esta casa pueden disfrutar de elotes con mantequilla, elotes locos, esquites y fresas con crema. Los precios van desde ₡1.000 hasta ₡2.000, lo que complementa la experiencia familiar.
A pesar de las pérdidas, doña Mariluz ha encontrado en la Navidad una forma de mantener vivos los recuerdos.
“Mi papá era el primero que salía con los tamales y el portalito, y aunque antes no se celebraba como ahora, por ellos, por los niños, es que a mí me encanta”, recalcó.
Dentro de su casa también conserva un portal con gran valor sentimental, heredado de su madre, quien falleció hace tres años.
La visita a esta calle se ha convertido en una experiencia que va más allá de observar decoraciones. Muchas personas llegan en familia para recorrer casa por casa, compartir fotografías y disfrutar del ambiente nocturno que se crea con las luces encendidas.
Para los visitantes, el recorrido representa una oportunidad para desconectarse de la rutina y revivir recuerdos de infancia asociados a la Navidad.
