Cualquier herida, por sencilla que parezca, debe ser tomada con la seridad requerida por quienes la sufren y por quienes las atienden, empezando en los Ebáis
Cualquier herida, por sencilla que parezca, debe ser tomada con la seridad requerida por quienes la sufren y por quienes las atienden, empezando en los Ebáis