Las restricciones le mataron el negocio, ya que tenían de cerrar a las 9 p.m. y solo podían utilizar la mitad de las mesas disponibles
Etiquetas sabor a tango
Pedro, el cuidacarros, expresa su felicidad con una gran sonrisa
Las restricciones le mataron el negocio, ya que tenían de cerrar a las 9 p.m. y solo podían utilizar la mitad de las mesas disponibles
Pedro, el cuidacarros, expresa su felicidad con una gran sonrisa