A diario los rescatistas de la Cruz Roja enfrentan escenarios sumamente peligrosos, pero con tal de cumplir con su deber arriesgan hasta sus propias vidas.
Ahora imagínese lo que es realizar esas riesgosas acciones con una pierna menos. Pues, ese es el caso del cruzrojista Luis Eduardo Quirós Martínez, de 52 años, quien pese a su discapacidad nunca se ha arrugado ante una labor de rescate.
Quirós, quien es conocido popularmente como “Condorito”, incluso ha estado cara a cara con la muerte, como la ocasión en la que cayó desde más de 15 metros de altura cuando trataba de recuperar el cuerpo de una mujer embarazada que había caído desde un puente.
Ese día, Quirós sufrió heridas de gravedad, pero su compromiso de llevar el cuerpo de esa mujer con sus seres queridos, para que le dieran santa sepultura, pudo más que cualquier dolor.
“Los compañeros me decían por radio: ‘Véngase usted y luego sacamos el cuerpo’, pero mi misión era sacar el cadáver de la muchacha, entonces cuando les dije que procedieran con las cuerdas, lo primero que sacaron fue el cuerpo y yo me quedé abajo, porque para mí lo primero era sacarla a ella”.
Ese valeroso rescate fue realizado por Quirós a los tres meses de haber perdido su pierna derecha en un accidente de tránsito. Más de 10 años han pasado desde entonces y Condorito aún sigue cumpliendo con su labor como cruzrojista.
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Accidente le cambió la vida
Condorito contó que esa pasión por ayudar a los demás la ha sentido desde que era un chiquillo de escuela, y con el tiempo decidió buscar una forma en la que pudiera ser de ayuda para otras personas. Así fue como llegó al Cuerpo de Bomberos cuando apenas tenía 17 años.
“Ingresé a Bomberos de Alajuela y ahí me dieron la oportunidad; estuve conociendo equipo, barriendo la estación y aprendiendo de todo lo que ellos hacían, mientas cumplía los 18 años. Ahí estuve como por siete años y luego llegó un amigo y me preguntó que si me gustaría manejar ambulancia en la Cruz Roja y, la verdad, me llamó la atención. Entonces así empecé y, actualmente, tengo 30 años de ser cruzrojista y me he especializado más en el área de rescate vertical, que es lo que me gusta mucho”, contó Quirós.
Para el 2012, Condorito ya era un cruzrojista con mucha experiencia, y que había participado en muchos rescates, pero su vida dio un giro de 180 grados el 28 de setiembre de ese año, todo por culpa de un irresponsable conductor que usaba su celular mientras iba manejando.
“Yo iba saliendo de la Cruz Roja, como a las 4:30 p.m., ya iba para mi casa en motocicleta, y un conductor que venía viendo el teléfono se asustó al ver que se había brincado un alto, con tan mala suerte de que en lugar de frenar aceleró, colisionándome a nivel del tobillo derecho”.
“Para mí la Cruz Roja es una pasión, muchos me ven y dicen que es una locura, pero para mí es una pasión“.
— Luis Eduardo Quirós, cruzrojista.
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Difícil decisión
Sus conocimientos le permitieron saber, de inmediato, que la lesión en su pierna era grave y esto se lo confirmaron apenas llegó al hospital, donde los médicos le dijeron que debían amputarle la pierna.
“Sentí que el cielo me cayó encima, yo les pedí que no me la amputaran, que iba a pulsearla, porque en mi mente pensaba que con la tecnología de ahora se podía salvar. Pero así pasé dos años en internamientos y tratamientos, y ya llegué al límite de que no quería internarme más, y decidí que lo mejor era que me amputaran la pierna”, recordó.
Condorito fue operado y, según recordó, al día siguiente salió caminando del hospital, con una prótesis y una muleta. A partir de ese día se inició un proceso de recuperación muy duro.
“El primer mes fue durísimo; me pasaba por la mente que no iba a volver a Cruz Roja. Una vez quise ir y no pude, molestaba, estorbaba, porque andar una prótesis es duro.
“Ya con esa prótesis puesta empecé a amansarla, enfocado en que tenía que dominarla, era un reto para mí. La motivación de querer seguir siendo cruzrojista fue lo que me ayudó mucho”.
Una vez con la prótesis “domada”, Quirós empezó a realizar prácticas con cuerdas y de a poco se dio cuenta de que podía seguir haciendo rescates verticales, pero siempre teniendo en mente de que ya su situación no era como antes.
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Rescate lo marcó
Tres meses después de la amputación de su pierna derecha, Quirós realizó un rescate que lo marcó para siempre, y que le demostró que la situación que sufrió en el accidente tenía un propósito más grande de lo que pensaba.
“Estábamos de guardia y salió un rescate, como a las 2 p.m., en el sector de Atenas. Era el rescate de unos muchachos en motocicleta, que pasaron directo en una curva y cayeron a un barranco. Me tocó hacer el descenso para ubicar dónde estaban los muchachos, porque era un guindo bastante profundo; uno se arrimaba a la orilla y no se veía nada. Se escuchaba a los muchachos, pero no podíamos verlos”.
Con su experiencia en rescate vertical, Condorito encontró, rápidamente, a los jóvenes, pero surgió una situación inesperada cuando estaba realizando la extracción con cuerdas.
“Uno de ellos me decía: ‘Déjeme aquí, yo me quiero morir, déjeme aquí’. Entonces, le pregunté que por qué, si eso no era nada y ya lo íbamos a llevar al hospital, pero él estaba entrando como en un shock de histeria y quería hasta soltarse de la canasta.
“Tuve que decirle al muchacho: ‘Eso no es nada, se lo cambio por mi problema’, y él me decía que yo no tenía nada que, en cambio, él estaba todo fracturado, por lo que tuve que enseñarle que tenía una prótesis. Él se quedó todo asustado y me preguntó cómo hacía yo. Empezamos a hablar de eso y ya a él se le olvidó un poco el dolor y la situación difícil en la que estaba. Ahí me di cuenta de que Dios hace las cosas por algo”.
“Ese rescate me marcó mucho, porque me hizo entender que por algo Dios hace las cosas”.
— Luis Eduardo Quirós, cruzrojista.
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Caída en la oscuridad
Uno de los casos que más recuerda Condorito ocurrió casi una semana después del rescate de los muchachos de la moto. Este sigue muy presente en su memoria, porque pudo haber perdido la vida en esa ocasión.
“Uno que marcó mi vida y que la vi, como dicen popularmente, por un hueco, fue cuando estábamos haciendo la recuperación del cuerpo de una muchacha embarazada, que había caído del puente Rafael Iglesias, en Naranjo. Ese día me tocó llegar solo en el camión de rescate, ya estaban los demás compañeros de la zona, entonces iniciamos las labores”.
Para ese momento, ya era oscuro y estaba cayendo un fuerte aguacero, pero aun así Condorito se preparó con todo lo necesario para realizar el descenso con su equipo de cuerdas.
“Me tocó hacer el rastreo y, gracias a Dios, logré ubicar el cuerpo, lo empaqueté en la canasta y por radio les dije a los compañeros que estaban arriba que procediéramos con la recuperación”,
Sin embargo, todo el rescate se complicó en un abrir y cerrar de ojos.
“Cuando ellos van recuperando y yo me voy elevando, a unos 15 metros del suelo, algo falló en el sistema de arriba, las cuerdas se reventaron y se vino todo para abajo. Entonces sufrí una caída de, aproximadamente, 15 metros junto con el cuerpo de la muchacha”.
La situación empeoró rápidamente, pues Quirós, junto con el cuerpo de la mujer, rodaron por una ladera por varios metros y, en medio de eso, el cruzrojista sufrió un golpe en su rodilla, que le causó lo que ellos llaman un reflejo de vómito.
“Se me apagó el foco del casco y vi estrellitas por todo lado por el golpe. Eso estaba oscuro y el río sonaba crecido abajo, sonaba horrible, entonces yo sentía que me iba a morir”.
Sacó fuerzas de donde no tenía
En un momento dado, Condorito dejó de dar vueltas por la ladera y, rápidamente, aprovechó ese instante para anclarse a un árbol con una cuerda y sostener el cuerpo de la mujer.
“Yo nada más escuchaba cosas y cuando volvía a ver hacia arriba, lo que veía eran las gotitas de agua que caían y el montón de focos tratando de alumbrar hacia abajo, porque los compañeros se imaginaban lo peor.
“Logré recuperarme y, gracias a Dios, andaba equipo de respaldo en las bolsas, entonces empecé a hacer sistemas de cuerdas para recuperar el cuerpo hasta una zona segura, para que ellos me bajaran dos líneas de cuerdas y poder salir”.
En ese momento, fue cuando Quirós tomó la decisión de que primero sacaran el cuerpo de la mujer, pues para él era más importante cumplir con su deber por encima de su propio bienestar.
“Cuando me revisaron en la unidad, se dieron cuenta de que yo tenía dos costillas fracturadas y así había hecho el rescate abajo; es decir, me autorrescaté y también al cuerpo. Fue un susto bastante grande, pero mi misión era recuperar el cuerpo de la muchacha para que sus seres queridos le pudieran dar santa sepultura”.
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No cambiaría por nada
Además de ser parte de la Cruz Roja, Condorito también pertenece a la Unidad de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR), un grupo especializado que participa en los rescates más complicados.
Llegar hasta ahí no ha sido nada fácil para Quirós, pues al inicio tuvo que hacerles frente a las críticas y malos comentarios de muchas personas.
“Cuando una persona sufre un accidente que le cambia por completo la vida, la sociedad es un factor que, para mí, es lo más duro que puede enfrentar una persona con una discapacidad, porque no sé si es por falta de información o así, pero muchos quieren que uno no haga las cosas, lo creen incapaz; entonces, se tiene que luchar contra eso mentalmente, hay que demostrarle a la sociedad lo que uno puede hacer”.
Pese a que en un comienzo sintió que el cielo le cayó encima, Luis, finalmente, entendió el motivo por el cual perdió su pierna y se siente orgulloso de que su testimonio de vida pueda ser de ayuda para personas que están atravesando algo similar.
“Si usted me pregunta si yo cambiaría mi situación actual por estar como estaba hace 12 años (antes del accidente), yo le voy a responder que no, porque me siento mucho mejor que como estaba antes”.