Son injustos los insultos lanzados contra el pulseador contratado por el Dr. Rodrigo Marín para que lo llevara a pasear en yate. Quien rompió su burbuja y los protocolos fue el médico, quien debía predicar con ejemplo.
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Fue el encargado de pasear por altamar al exdirector de Vigilancia de la Salud y ahora él y su familia viven constantes agresiones